Literatura Coreana en México

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martes, 23 de octubre de 2007

Otras caravanas de limpieza...

Amílcar Salazar
amilcarsalazar@yahoo.com

Qué bien que un munícipe de Veracruz haya retirado la discutible estatua de Vicente Fox. Fabuloso que en un basurero de Nuevo León se encontrara la efigie ecuestre de José López Portillo que alguna vez quiso adornar una glorieta.

Ojalá que ahora, en consecuencia, el gobierno de la ciudad de México hiciera lo propio con estatuas, placas y calles dedicadas a señora(e)s de trayectoria muy respetable para sus seguidores, pero que, en estricto honor al mérito patrio o ciudadano, apenas destacaron por ocupar cargos públicos: simples puestos creados para servir... no para servirse.

Quizá resulte mucho soñar, pero uno piensa que tal vez con motivo de las encomiables caravanas de limpieza que el GDF celebra cada domingo, se podría aprovechar para cargar en el carrito naranja con ciertas esculturas que, aparte de endiosar a simples políticos de la era moderna —evidentemente aún no juzgados por la historia, como sería el caso de los héroes—, se aprecian francamente feas:

Ejemplos:

1) La cabeza del Luis Colosio, ex secretario de Desarrollo Social durante la gestión de Carlos Salinas, montada en pleno corredor turístico de Reforma, 2) El busto de un ex regente de cuando ni siquiera se votaba por ellos: Alfonso Corona del Rosal, sobre la Plaza de Insurgentes, 3) La escultura de un señor muy luchón pero que, ni modo, no llegó a ocupar el cargo de Presidente que quería: Manuel Clouthier, sobre Insurgentes Sur, 4) Otra que el lector recuerde.

Sin duda que congraciándose ampliamente con la ciudadanía, el gobierno capitalino se anotaría otra magnífica puntada ordenando cambiar el nombre de todas las calles y colonias que llevan nombres de presidentes, gobernadores, delegados, etcétera. Una decisión polémica, aunque no irrealizable (un vistazo a la Guía Roji permite contar 94 calles llamadas Hank González, 90 López Portillo, 63 Díaz Ordaz, 45 Echeverría, 7 Zedillo, 4 De la Madrid y, al menos una, Fox).

Eso sí, la autoridad no actuaría con la debida imparcialidad si no procediera con las de su partido: Cuauhtémoc Cárdenas tiene dos calles, Rosario Robles y López Obrador una cada quien.

De remate, la utópica caravana barrería también —ojalá para siempre— con las tantas placas donde los caracteres que más brillan son los de los funcionarios que las inauguran (ejemplos: “Virginia Jaramillo”, en plena Zona Rosa; “Dolores Padierna” y “Gerardo Zapata”, sobre avenida Mazatlán, en la Condesa).

En fin... que soñando se puede eso y más.

martes, 2 de octubre de 2007