Literatura Coreana en México

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miércoles, 29 de agosto de 2007

Ruleteros

Cualquiera que haya tenido que hacer uso de un taxi, aquí o en la Conchinchina, me dará la razón.
Yo siempre he pensado que los taxistas son individuos sumamente raros. En Nueva York, por ejemplo, hay taxistas que llevan todo el día su turbante puesto, usan barbas como de talibán, no paran de hablar por el celular y, si les preguntamos algo, es casi imposible que lleguemos a descifrar su respuesta.
En Madrid, la cosa cambia, pero la rareza se multiplica. Allí, el ser taxista es algo así como un tributo a la pluralidad del género humano. Lo mismo se encuentra uno a un jubilado al volante, que a cualquier joven quien, aun teniendo formación universitaria, prefiere dedicarse con pasión ibérica al oficio de chafirete. Claro está, nunca falta el clásico abordaje de las preguntas casuales, lo cual es siempre un intento amistoso de entablar conversación, aun cuando ésta se dé a través de una mampara de metacrilato y nosotros nos sintamos como sapos en un terrario de cristal, a puntito de ser diseccionados.
En Nueva Delhi, la cosa es ya surrealista. Muchos choferes de taxi van descamisados y en pantalones cortos, conduciendo una especie de motoneta con carrocería verde y amarilla, a la que hacen volar sin importarles el tráfico. Incapaces de controlar a sus pericos motorizados, éstos sólo se detendrán en caso de que una vaca se eche en medio del camino; cosa improbable con un grupo de peatones, a los cuales, según parece, sí está permitido atropellar en ese país.
Sea donde sea, los taxistas son de las criaturas más odiadas del asfalto, dada su facilidad para saltarse todo tipo de señalamientos, aventar la lámina o pararse en los sitios más inconvenientes; amén de mostrar una especie de agudo sentido del agandaye, probablemente ocasionado por su prolongada exposición al calor y a las altas dosis de monóxido que, en muchos casos, parecen atrofiarles las neuronas.
En todo lo anterior, sin embargo, creo que los taxistas de nuestra Ciudad se llevan el primer premio. Lo mismo hay quienes llevan tapetes a rayas sobre los asientos, ambientadores de los tiempos de mi abuela o pantallas que convierten su vocho en una especie de carroza fúnebre. O, incluso, quienes llevan muñecos de hule que se balancean hacia delante o hacia atrás, según se sacuda 'la unidad' o suene una cumbia a todo trapo en el estéreo Pioneer con luces psicodélicas, mientras nosotros no sabemos si el infeliz (el muñeco) baila de contento o sólo se ríe porque llevamos cara de ¡sáquenme de aquí!...
También, por supuesto, aquí tenemos a todo tipo de individuos al volante. Por ejemplo, los hay tan devotos que hasta llevan su escapulario, crucifijo o Virgencita colgando del espejo. Aunque, si por mala suerte olvidamos algo en su vehículo, lo más probable es que todo ese fervor religioso se transforme, como por influjo satánico, en una simple y conveniente aceptación de 'lo caido, caido', dejándonos sin posibilidad alguna de recuperar el celular, la cartera o el paraguas.
Sin embargo, el hecho de olvidarnos algo o tener que mantener conversación con un raro conductor, no es en absoluto comparable con otros de los posibles inconvenientes de tomar un taxi. No en vano, aquí a los conductores de taxis los llamamos 'ruleteros'; pues está claro que abordar un taxi, en esta Ciudad, equivale a probar las insospechadas peripecias del azar.
En otras palabras, subir a un taxi en plena calle puede resultar peor que apostarle al siete negro en un 'Caliente'; pues el riesgo no sólo se reduce a perder un dinerito jugándole al taxímetro chueco. El verdadero riesgo pasa por el secuestro 'express' o su variante 'capuchino' (el resultado es el mismo, pero a la víctima la pasean con una capucha por toda la Ciudad), sin mencionar las violaciones u otras terribles barbaridades.
A mí, en el fondo, no me importa que los taxistas lleven turbante o sombrero de charro, hablen por el celular o desde el interior de una pecera; o incluso que conduzcan, como Superman, con los calzoncillos puestos sobre los pantalones. Lo que de verdad me aterra es no saber si, a fin de cuentas, el señor que conduce el taxi es un trabajador honrado, un simple pirata o un ruletero que me lleva, sin saberlo, directo a jugar a la ruleta rusa: ¡Taxi!...

Moraleja: ¡Feliz 2007, señor Quintero, compañeros, hermanos piratas y demás asociados al crimen sobre ruedas!


© Pedro Lara y Malo.
laraymalo@hotmail.com

lunes, 27 de agosto de 2007

En México y el mundo la cerveza es ¿Cerona?


Propiedad Intelectual



Hace algunos días me topé con la nota de como en China la cerveza Corona, de Grupo Modelo, es reproducida y comercializada por la empresa Beijing Cerono Trade Limited Company, con el nombre de cerveza "Cerono", con el mismo tamaño de botella, etiqueta, logotipos, tipografía, colores y gráficos que la bebida mexicana! (El año pasado se vendieron en China un millón de cajas de la marca pirata).

Para ser sincero esta cerveza no es de mis favoritas pero esto llega a ofender hasta la mas abstemio de los mexicanos, y aunque sé que hay problemas realmente de mayor importancia en el país y en el mundo no pude dejar pasar la oportunidad de reflexionar y preguntarme que México importaba el año pasado alrededor del 50% de alimentos principalmente granos, el 40% de gasolina, el campo esta olvidado y el Tratado de Libre Comercio con América del Norte no ha tenido los beneficios que se esperaban.

De las pocas exportaciones que hacemos, una es esta, una cerveza de calidad que nos ha brindado a algunos, gratos recuerdos. Como cultura general:
Corona es la segunda cerveza producida por Grupo Modelo, nació en 1926 en México, D.F. A través de los años su distribución fue creciendo a tal grado que hoy es la cerveza mexicana de mayor venta en el mundo.
Corona es una cerveza clara de gran calidad, es la marca líder del mercado nacional. A nivel internacional ocupa el cuarto lugar y se encuentra en más de 150 países, siendo el producto mexicano con mayor presencia en el mundo.

Despues del comercial...Esto nos debe hacer ver que nos encontramos ante una amenaza cada vez mayor en cuanto a productos piratas y que China nos esta ganando con las exportaciones a EU. China compite en áreas en las que México siempre ha dominado en materia de exportación a EE.UU. Estos sectores son: maquinaria industrial, equipos de telecomunicación, televisores y videograbadoras, generadores eléctricos y accesorios, textiles y productos de algodón.
En tanto, los productos en los que China siempre ha sido dominante y México está buscando un espacio son: electrodomésticos, equipos de camping, zapatos deportivos y utensilios de cocina.

Así que solo nos quedan dos cosas o copelal con los chinos o cuello... jajajaja

lunes, 20 de agosto de 2007

Terrorismo etílico

Terrorismo etílico
Pedro Lara y Malo
laraymalo@hotmail.com

No cabe duda de que el terrorismo es el mejor amigo del miedo, en especial tras los famosos atentados del 11 de septiembre en Nueva York, lo cual ha elevado el fenómeno a nivel planetario
Antes de tan fatídica fecha, recuerdo que las revisiones en los aeropuertos eran más bien de risa, pues sobre todo buscaban contrabando u objetos prohibidos por las leyes de agricultura o sanidad.

En aquel entonces, por ejemplo, resultaba literalmente imposible entrar a ciertos países armado con una peligrosísima manzana, una letal guanábana, un explosivo melón o incluso hasta unas mortales lonchitas de jamón serrano. Aunque, desafortunadamente, a raíz de la extensión del fenómeno terrorista, las cosas cambiaron de manera sumamente drástica y, por supuesto, en algunos casos se volvieron cosa de locura.

Ahora, para subir a un avión casi le hacen a uno quitarse los pantalones; cosa que no estaría tan mal si muchos no fueran como Dios los echó al mundo debajo de los pantalones vaqueros. Pues, como comprenderán, tampoco es cuestión de andar enseñando las vergüenzas cada vez que uno se ve forzado a tomar un vuelo.

En cualquier caso, lo que sí resulta innegable es que el terrorismo parece haber conseguido su objetivo principal, que es, precisamente, provocar el terror.

Además, y en virtud de los innumerables motivos que lo mueven, éste se ha extendido a casi cualquier parte del mundo; razón por la cual no es extraño que las diferentes organizaciones acusadas de perpetrar actos relacionados con el terrorismo cuenten con la colaboración de individuos de cualquier origen, credo o condición social. Y, paralelamente, sus motivos ya no sean exclusivamente políticos, sino también religiosos, morales y hasta psicológicos.
Bástenos recordar, por ejemplo, que incluso hasta nuestro país se ha visto afectado por la amenaza del terrorismo islámico, por lo menos de manera indirecta, gracias a un aviso atribuido a la organización Al-Qaeda el mes pasado.

Ello no explica, sin embargo, que dicha afectación haya llegado a límites tan absolutamente descabellados, inaugurando una nueva clase de amenaza global en la que hasta nuestros compatriotas se han visto implicados, pero ya no como víctimas, sino como protagonistas.
Porque, sinceramente, ¿cómo se explica uno que, en un vuelo entre Tailandia y la India, un mexicano provocara el aterrizaje forzoso de la aeronave, asegurando ante el resto de los atónitos pasajeros que llevaba encima una bomba, lista para ser detonada? O, dicho de otra manera, ¿qué demonios hacía un elemento de la especie mexican curious , completamente hasta las trancas, ejecutando un acto de presunto terrorismo a 30 mil pies de altitud? Como no sea que alguien le mentara su mamacita en sánscrito o le escondieran su botella de Mezcal del Tío Gumaro, la verdad, ni idea.

Lo peor de todo es que la bromita ahora le puede costar al susodicho hasta quince años de prisión; lo cual me hace sospechar que hubiera sido mucho mejor que se pusiera la misma guarapeta en la cantina al lado de su casa.

Lo anterior nos obliga a pensar si, además de mantenernos en perpetuo espanto, el terrorismo no nos habrá vuelto completamente locos.

¿Seguridad global?, ¿talibanes?, ¿etarras?... ¡No!: un simple charro en ‘estado inconveniente', que a falta de amigos para tirarles el choro, se inconformó acerca de sus frustraciones tirándoles el rollo mareador a unas pobres azafatas.

Aunque, según dicen los rumores más impíos, la mentada bomba estaba compuesta por un simple y repugnante menjurje tailandés, con el que el infortunado llenó su botella de Mezcal del Tío Gumaro: ¡Vaya cruda más larga que le espera!

Transitando por el Reglamento

Transitando por el Reglamento
Amílcar Salazar

Será que este navegante urbano no sueña con montar en motocicleta por el Periférico, echar arrancones de autos o imaginar pistas de carreras en la ciudad de los embotellamientos, pero el tan temido Reglamento Metropolitano de Tránsito que entrará en vigor este jueves no sólo no le parece “rigorista”, como acusan algunos de sus detractores, sino que, por el contrario, le parece... blandengue y/o pasado de buena onda para tanto cafre que circula por doquier.

Uno tampoco anhela ser abogado —apenas un peatón que salga ileso de las calles que atraviesa—, pero es fácil ver que el artículo 34 del nuevo ordenamiento cae en la misma... blandura que mostró la versión 2003 del anterior jefe de gobierno: para no ahuyentar a los pagadores cautivos de tenencias —”ciudadanos todos responsables”, solía decir el ejecutivo local— no contempla ninguna sanción para manejadores que no posean una elemental y ya obligatoria póliza de seguro de daños a terceros: instrumento que garantizaría que hasta el más humilde cafre tuviera capacidad de devolver al menos en lo económico los eventuales daños que causare su imprudencia o mala suerte.

El RMT tampoco trae siquiera una “amonestación” —como las que los polis ya podrán dar a transeúntes que crucen a media calle u obvien un paso peatonal— para ciertos colegios privados que en algunas colonias de clase media causan infiernos viales al no poseer ya no estacionamiento, sino simples rampas para ascensos y descensos de alumnos.

Si bien el RMT ya sanciona a quienes entintan o polarizan los cristales de carcachas, autos, taxis o micros —no sabiéndose afuera si puede estarse cometiendo una violación o un secuestro—, excluye de la obligación a los vehículos que tengan el aditamento “de fábrica”; es decir —inevitable la suspicacia— a unidades de lujo que suelen conducir importantes magnates, políticos y no pocos jefes del crimen organizado o amateur.
Sin explicación alguna, el RMT multa a conductores de autos que traigan “anuncios no autorizados”, no especificando si el problema es que porten una peligrosa mampara sobre el techo o porque, simplemente —quizá obedeciendo al SAT— pinten en la carrocería el logotipo de su refresco favorito. Tan absurda y poco policial función queda a criterio del oficial que levante la multa, la cual será de cinco salarios mínimos.

Felizmente —para que los nuevos policías se apliquen y la ciudadanía aprenda a respetarlos— el Reglamento ya multará con 20 salarios mínimos a aquellos automovilistas que se dan gusto insultándolos —con o sin razón y sólo actuando por el gusto, casi sádico, de denigrarlos—.
Sin nada que parezca hitleriano o similar a lo que actualmente aplican las estrictas policías tanto chilenas como cubanas, el RMT tiene de todo y hay que leerlo a detalle. Eso sí, cada cual hablará según le pegue la sanción.

jueves, 9 de agosto de 2007

Por la blanca arena

Por la blanca arena camino, te observo a lo lejos corro hacia ti, te tomo por la cintura, te acuesto en la arena, sigilosamente tomo tu cabello y muerdo tu cuello, tus piernas morenas raza de bronce se enredan entre misCaderas, la brisa del mar nos acompaña en esta armónica danza de caracolas, tu gemir son como las olas fuertes y profundas, el poema que recito en el azul mar es la unión de nuestras almas, los habitantes del agua extasiados están, paz y amor encontraron al vernos bailar en este poema carnal.

Mi saliva vestirá tu piel desnuda, mis manos dibujaran tu cuerpo delineando paso a paso con la punta de mis dedos y más tarde con mi húmeda lengua, mis senos se juntaran con los tuyos y un solo gemido brotara de tu garganta y de la mía.

Y el deseo sigue creciendo, ahora tu piel como un abrigo cubrirá la mía y otra vez tu lengua será el cincel de mi tibio cuerpo y de nuevo llegaremos al mar del deseo.

Y esta vez nuestro gemido estremecerá al océano y despertara el instinto mas primitivo de todo ser vivo. Estamos a punto de llegar, me pegas a tu cuerpo fuertemente y me dices que no pare, mi corazón empieza a palpitar a tal velocidad como una estrella fugaz, hemos finalizado, acostadas en la arena… nos encontramos fatigadas ante tal ritual de amor, te abrazo, te beso y al fin tomo tu mano y susurro que te amo.

Julia Dark